¡Hola Chic@s! En los últimos días de clases hemos abarcado diversos temas relacionados con las competencias digitales. Este bloque es uno de los más extensos de nuestro temario y por ello le dedicaremos varias sesiones. A simple vista puede parecernos que los contenidos no dan para mucho, pues todos sabemos que debemos usar la información con criterio, buscar en lugares adecuados y que el plagio está penado por la ley, sin embargo, estamos aprendiendo muchísimas cosas. Sin ir más lejos, el miércoles pasado descubrí que era una inculta de Google, ¡no imaginaba que tuviese tantas funciones!, y la verdad, que útil me fue el tiempo que dedicamos a profundizar sobre esta herramienta. Es más, nada más llegué a casa estuve indagando en Google Académico, pues tengo que realizar un trabajo y estoy en la etapa de recaudar información, y encontré artículos muy interesantes. Además de esta nueva sección, que ya nos hace un filtro muy completo, me llamó muchísimo la atención la función “En Caché”, la cual creo que usaré muy a menudo, y por supuesto el signo “-” para descartar información. En definitiva, lo que ya os decía, que todos los días usando este buscador y resulta que era un gran desconocido para mí. Pero dejando este tema a un lado, pues la entrada anterior fue sobre este buscador y no quiero atosigaros con las mil maravillas que nos ofrece, hoy me gustaría centrarme en otro concepto que he aprendido en estos días: la brecha digital.
Lo primero de todo es saber a qué nos referimos exactamente cuando utilizamos este término. Pues bien, se trata de un modo de resaltar la barrera existente para muchas personas a la hora de acceder a las nuevas tecnologías, tanto de la información como de la comunicación, bien sea por voluntad propia o por causas ajenas. Cuando hicimos referencia a este concepto, siendo sincera, pensé que esta realidad cada vez cobraba menos importancia, pues la verdad si miraba en mi entorno más cercano la mayoría de personas que conozco se manejan bien en este mundo. Evidentemente, algunos con más dificultad que otros, no es lo mismo la destreza de mi hermano navegando por Internet que la de mi abuela. Sí habéis leído bien, tengo una abuela totalmente informatizada, desde que se apuntó a clases de informática, más bien para pasar el tiempo que para aprender, ya no ve a los ordenadores como esos aparatitos extraños y difíciles de manejar. Es más, cada vez que viene a mi casa nos enseña lo que ha aprendido en sus clases, y bromea con nosotros diciendo que este año por Reyes ella quiere un PC con conexión wifi, en vez del típico perfume. Pero no es el único caso que conozco, de personas de la tercera edad, que son unos cibernautas especializados. Sino que aún más sorprendente es el abuelo de mi novio que con 88 años se defiende mejor que yo en este mundillo. Es más, siempre anda diciéndole a los nietos que no utilicen sus ordenadores, pues tiene uno de mesa y otro portátil, no vayan a estropeárselos y además, le gusta y entiende más de tecnología que muchos adolescentes. En fin, que el sector que a simple vista podía parecernos más reacio resulta que cada vez está integrándose más.
Pero el otro día, navegando un poco por los periódicos digitales me tomé con un artículo bastante interesante. Por lo visto, iban a comenzar las sesiones del Foro de Gobernanza de Iternet de
"La brecha es amplia, especialmente para millones de africanos y árabes. En 2005 el 50 por ciento de las personas de países desarrollados tenían acceso a Internet, frente al 9 por ciento de las de los países en desarrollo", indicó. Hoy, en 2009, el 70 por ciento de la población del llamado primer mundo tiene Internet, frente al 17 por ciento de las personas de los países en vías de desarrollo.
Allí miles de niños mueren diariamente por no tener nada que llevarse a la boca o por padecer una enfermedad cuya cura es más que conocida. ¿Cómo no va a existir brecha digital? Es que ni si quiera saben a qué nos referimos con este término ni les preocupa pertenecer a una sociedad informatizada, pues ante todo, quieren tener cubiertas sus necesidades más básicas. La verdad, que si nos paramos un ratito a pensar, lo mismo en nuestro entorno queda cada vez menos para superar estas barreras, pero existen muchísimos lugares donde esto es una utopía. Y no tenemos que acudir a casos de extrema pobreza, sino que como nos refleja el video, en Sudamérica muchos colegiales no tienen la oportunidad de contar con un ordenador en las aulas. Sin embargo, en nuestro mundo, bien quedan ya esos centros anclados en el pasado. Han mejorado muchísimo, de tener que compartir ordenadores los alumnos a que haya más equipos que estudiantes, pues se ha comprendido la importancia que requieren lo online en la educación. Así que, todos deberíamos contribuir hacia el progreso, y no sólo fomentando las mil maravillas de las tecnologías sino también ayudando a que dejen de existir determinadas situaciones: pues paliando las desigualdades sociales también combatimos las informacionales.