En los fondos antiguos de la Universidad de Sevilla.

¡Hola Chic@s! Esta semana hemos tenido que acudir a varios eventos, y a mi parecer a cual más interesante, por lo que no sabía cual empezar a comentaros. Es más, cada vez que me sentaba a escribir un post se me venían a la cabeza miles de ideas relacionadas con la otra visita, por lo que decidí, que las publicaría en un orden cronológico. Por tanto, debo comenzar remontándome al miércoles 11 de noviembre, pues fue ese día el que nos adentramos, de una forma muy especial, en los fondos antiguos de la Universidad de Sevilla. Aun así os prometo que en cuanto pueda, pues esta semana la tengo muy atareada, os contaré la experiencia que supuso para mí estar en el evento blog.


Pues empecemos por el principio de todo, tras subir unas cuantas plantas, me encontré con todos mis compañeros alrededor del que iba a ser nuestro guía, y pasados unos minutos de cortesía, nos situamos en la sala de investigación. Una vez aquí, nos contó que la universidad contaba con dos fondos principales, uno moderno al cual solían acceder los estudiantes, y otro antiguo, que lo componían libros con una antigüedad superior a cien años, y que eran consultados por personas que se dedicasen a buscar información sobre un campo más concreto. Tras esto, nos indicó que estábamos justo enfrente de la sede general de la biblioteca, pues la universidad a parte de ésta, cuenta con instalaciones en las distintas facultades. Y, entonces se me vino a la cabeza que había acudido a la sala de al lado en un par de ocasiones, siempre acompañada de una amiga, pues los estudiantes de la upo no somos beneficiarios del servicio de préstamo, y nunca había reparado en la ubicación de los fondos antiguos. Si es que a veces vamos a los sitios con tanta prisa que ni nos paramos a ver que se encuentra alrededor nuestro. En fin, una vez aclarado los distintos tipos de bibliotecas que posee la Universidad de Sevilla, y comparar como su colección es muchísimo mayor que la de nuestro centro, pero claro también hay que tener en cuenta que nos sacan de ventaja aproximadamente unos 490 años, que se dice pronto pero en ese tiempo da lugar a amasar una gran cantidad de fortuna literaria. Además, hay que tener en cuenta que la hispalense ofrece un amplio abanico de carreras, así que, el número de alumnos con los que cuenta alcanza una cifra bastante elevada. Por lo que es lógico, que necesite de un mayor material para satisfacer sus necesidades, y que al disponer ellos de una mayor colección, sientan que van a sentirse perjudicados a la hora de aplicarse un préstamo interbibliotecario. Bien, pues tras esto, como ya anunciamos líneas más arribas nos mostró un poco la zona para investigadores. Aquí, es donde accederíamos siempre que tengamos la intención de consultar algún tipo de información, pues la otra sala de la que disponen es de uso exclusivo del personal, aunque nosotros tuvimos la suerte de poder entrar.



Una vez aquí nos comentó que la mejor forma de conocer este recinto, a parte de acudiendo justo al lugar donde nos encontrábamos, era a través de su página Web. Pues con bastante facilidad, podríamos enterarnos tanto de los servicios de los que disponen como de los proyectos que están llevando a cabo. Es más, la sala nada más que cuenta con dos puntos informáticos, por lo que no es conveniente dejar las consultas cibernáuitcas para cuando estemos allí, pues puede que los ordenadores se encuentren ocupados. Aunque la verdad, supongo que contarán con conexión wifi lo malo es que lo mismo para acceder a ella, igual que pasa en nuestra universidad, necesitamos tener una clave que nos identifique como personal del centro. Dentro de este mundo tecnológico, también nos indicó que a día de hoy solamente se encuentra digitalizado el 60% del catálogo disponible, la verdad queda mucho trabajo por hacer, pero no aún así no es una mala cifra. Además, se cuenta con la biblioteca palatina repartida entre una buena serie de microfilm, por lo que los avances, se está haciendo cada vez más patente en este lugar. Aunque, en mi opinión, las verdaderas joyas de aquí son los libros como pudimos ir comprobando a lo largo de toda la hora y media que duró la visita.


En primer lugar nos mostró un tomo, sino recuerdo mal se refirió a él como Palau, en donde encontramos una descripción no normalizada que se hace por autores. A pesar de que su contenido es muy interesante, no puede extrapolarse hasta nuestros días, pues mucha información se ha ido quedando obsoleta con los nuevos estudios. Tras éste, y antes de entrar a la sala más privadas, nos presentó la Bibliografía de autores españoles, escrita por Aguilar Peñal, que no es más que una relación de todas las obras impresas y manuscritas del siglo XVIII. ¡Qué útil que es! Si es que aparecen todos los autores aunque únicamente hayan escrito en ocasiones aisladas, además te dice en qué biblioteca podemos encontrar sus obras, esto último debemos tomarlo con recelo pues con los años a ido aumentando la colección de muchos centros. Pues bien, tras este primer contacto pasaríamos a contemplar aquellos libros más antiguos que “viven” es este lugar.



Nada más entramos nuestro guía se puso unos guantes, y además, dispuso una especie de almohada en donde iba depositando los diversos libros, pues todas las precauciones son pocas cuando se trabaja con estos ejemplares. Tras enseñarnos un carrito con bastante bibliografía, nos comentó que todo lo que íbamos a observar se encontraba editado entre los siglos XV y XVIII. Brevemente, y para hacernos impacientar antes de mostrarnos todo, nos hizo un repaso sobre la historia de la universidad. Por lo visto, en sus inicios se trataba del Colegio Santa María de Jesús, que ya en sus primeros estatutos, contemplaba la necesidad de disponer de una biblioteca. Se trataba de unas instalaciones bastante pequeña que se irá acrecentando con los años. Pero el gran flujo de libros llegó cuando, una vez separado ya el colegio de la universidad, se adhieren todos los centros jesuitas, y como bien sabemos, esta orden religiosa daba una gran importancia al estudio, por lo que su colección tenía un gran valor. Y a partir de este momento, y poco a poco, se irán configurando los depósitos actuales de los que disponemos.


Bien, pues ahora sí que es el momento de repasar todos los libros que se nos mostraron y todo lo que aprendimos de ellos. En el grupo de aquellos volúmenes pertenecientes al siglo XVIII nos encontramos con la enciclopedia de Diderot. La cual nos sirvió para aprender qué es una encuadernación a la holandesa; es decir, el lomo es en piel y la cubierta de otro material. Lo más destacable de aquí eran los grabados calcográficos tan minuciosos que se mostraban, pues recogían las técnicas para realizar los diferentes oficios, de una manera muy detallada. Pero no tenían nada que envidiar los que contiene las Anotaciones y Meditaciones de Jerónimo Nadal, pues incluso sirve de guía para los artistas a la hora de representar los motivos religiosos, que además se encuentran muy bien comentados.



Seguidamente, volvimos a hablar sobre otro tipo de encuadernación, aumentando así nuestros conocimientos sobre esta materia, la española. Esta se basa en una pasta en cuero, que en la Bibliografía de Nicolás Antonio, se encontraba con decorados en dorado, en el lomo, pues se trata de una edición de lujo. Lo más sorprendente es que aunque hace ya muchísimos años de su impresión, aún puede consultarse porque contiene mucha información de calidad. El volumen facticio, compuesto por varias obras, no nos aportó mucho en cuanto a encuadernación se refiere, pues ésta era actual. Eso sí, pudimos saber la importancia que tenían las relaciones de suceso, un precedente de la prensa, y que al igual que puede suceder hoy en día, en muchas ocasiones se mentía. Actualmente, podemos encontrar una exposición virtual en donde aparecen todas ellas, aunque por desgracia, muchas fueron sustraídas a lo largo de los años.


Uno de los que más me gustó, pues su tamaño era pequeñísimo y aún así su legibilidad era sorprendente, fue la edición de poemas de Catulo, Tibulio y Propertio. Pero, no podemos dejar de lado el índice de libros prohibidos, pues cuántas veces hemos escuchado hablar de él, y por fin pudimos observar un ejemplar A través de los comentarios de Erasmo de Rotterdam aprendimos que la censura podía darse de diferentes maneras: con anotaciones que ayudasen a la interpretación de unas líneas, ocultando párrafos o arrancando directamente hojas, bueno al menos son métodos mejores que la quema de libros. Pero también pudimos ver un tipo de libro que habíamos estudiado el año pasado: los incunables. Representado a través del sueño de Polifilo, obra, en donde parece ser que participó el artista Andrea Mantegna.


También tuvimos ante nosotros obras de la talla de las Crónicas de Nuremberg, que se compone de unos 1800 grabados xilográficos, o el Theatro de la Tierra Universal, se trata del primer atlas con carácter científico, que fue encargado por Felipe II. Por último, y para poner fin a nuestra visita, vimos uno de los ejemplares que se encuentran en España de la Biblia de Gutenberg. ¡Qué suerte! Y más cuando nos enteramos que lo incluyó en el repertorio casi por casualidad, menos mal, porque así pudimos apreciar su magnífica calidad de impresión.




En definitiva aprendimos cosas muy interesantes, y hasta ahora desconocidas, como los tipos de encuadernación, la seguridad de esos libros, únicamente hay unas tres personas que tienen acceso libre a ellos, cómo las portadas irán evolucionando de la mano de las corrientes artísticas, o el hecho de que hace siglos se colocaban al revés en las estanterías, de ahí que el título no aparezca en el lomo. Una visita muy agradable así que ¡esperemos que haya muchas más así!

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¡Bienvenidos a mi blog! Espero que os guste el mundo de la bilioteconomía pues la mayoría de entradas se econtrarán ralacionadas con éste.
 
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