Desde otro punto de vista...

¡Hola Chic@s! Hace días que los periódicos llenan sus páginas con artículos referentes a los nuevos libros electrónicos. En todos ellos nos venden este producto con miles de elogios: ocupan poco espacio, podemos albergar varios libros en él, se evitará la tala de árboles, etcétera, y con una única pega, su alto coste. Los precios tan elevados son tanto consecuencia de la alta tecnología como de la suscripción a los diferentes servidores que nos proporcionarán las lecturas que deseemos. Pero ¿pensáis que se trata del único punto negativo? Mi opinión, es que va a entrar en juego un factor muy importante, la piratería. Durante los últimos años, hemos vivido la decadencia de las casas discográficas y cinematográficas debido a la venta ilegal de sus productos. Muchas personas no pueden permitirse el lujo de comprar varios CDS o DVDS por lo que recurren a las copias. Unas copias que al mismo tiempo que han beneficiado a los ciudadanos han perjudicado a muchos artistas. Sí, es verdad que hubo un momento en que los precios eran desorbitados y que las compañías afectadas deberían haber tomado cartas en el asunto, pero no podemos olvidar que es normal que todos tendamos a aquello que nos beneficie más. Con el paso de los años, este mercado se vio mucho más afectado, pues pasamos de favorecer a los pobres vendedores ilegales que vivían de eso a descargarnos nosotros mismos los contenidos de Internet. Cuando existían aquellos walkman o discmans, al menos comprábamos una cinta o un CD, con lo que dejábamos dinero al señor que regentaba la papelería. Pero, desde la llegada de los mp3 y sus sucesivas actualizaciones ya ni si quiera nos hace falta un intermediario, nosotros mismos decidimos que música queremos almacenar. Por lo que ¿Es justo que solamente ganen dinero las grandes multinacionales de electrónica? ¿Y los artistas? ¿Y los actores? ¿Y ese vendedor ilegal? ¿Y los editores? ¿Y los escritores? Realmente, no sé como muchos editores se encuentran a favor de este nuevo artilugio porque a pesar de que algunas publicaciones puedan encontrarse en Internet son pocos los que se las descargan.


Otro factor negativo de estos e-books es el que respecta a las bibliotecas. Si ya no tenemos la necesidad de publicar libros tampoco necesitamos un recinto donde se alberguen todas estas publicaciones, para la consulta de los usuarios. Nos bastaría con conocer el título y autor del manual que queremos consultar para descargarlo y en pocos minutos tenerlo en nuestra pantalla. Evitaríamos así la incomodidad de desplazarnos hasta la biblioteca, el no tener un puesto de lectura cuando la afluencia de público es grande o el no poder disponer de la monografía deseada pues un compañero está consultándola. A simple vista las ventajas superan a los inconvenientes a lo que este campo se refiere. Pero entonces ¿dejaría la biblioteconomía de ser una disciplina? ¿Y los bibliotecarios? ¿Y todos aquellos que en un futuro nos gustaría dedicarnos a este mundo? Creo, que son muchas las preguntas a responder y que con el paso del tiempo veremos cuales son sus respuestas, si los libros electrónicos han acabado con esto, o por el contrario, tanto bibliotecas como e-books conviven en armonía.


Personalmente, creo que la tecnología debe seguir avanzando en todos aquellos aspectos que faciliten nuestra vida. Y, como no, estos e-books son útiles para llevarlos a mano y echarle una ojeada a nuestro libro preferido. Eso sí, bajo mi opinión, tiene que ser muy cansado leer un libro al completo en esa pantalla tan pequeñas, si ya es la del ordenador, y me cansa la vista. Por esto y porque me encanta pasar las páginas de mis libros buscando alguna frase de un personaje en concreto, ver mis estanterías llenas de libros y compartirlos con mis amigos, que mi tía cada año me regale por reyes un libro distinto, coleccionar marcapáginas dentro de mis librosYO SEGUIRÉ COMPRANDO LIBROS. Por lo que espero que esta vez la tecnología no le gane el pulso a todas esas páginas impresas, y que los e-books, únicamente sean unos complementos más.


¿Desaparecerá alguna vez el libro, devorado por los avances de la tecnología? Pudiera ser, pero de momento lo considero improbable. No es lo mismo tener un libro tradicional entre las manos, acariciarlo, recrearse una y otra vez en el contenido de sus páginas, paladeando el sabor de una inspirada metáfora, el impacto de una imagen elocuente o de un atinado símil, recreándonos en la magia de un argumento original o impresionándonos con un pensamiento profundo que fecunda nuestra mente y nos hace meditar, acomodado en una butaca, en un espacio íntimo, en la habitación silenciosa sólo iluminada por la lámpara que proyecta toda su luz sobre la obra que estamos leyendo... Nada de esto, digo, puede ser sustituido por la fría pantalla del ordenador o por cualquier otro artilugio futurista. Por lo menos pienso que no llegaré a conocerlo, ni tengo el menor interés en ello.

La magia del libro. Carlos Castro Muñoz.

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¡Bienvenidos a mi blog! Espero que os guste el mundo de la bilioteconomía pues la mayoría de entradas se econtrarán ralacionadas con éste.
 
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