¡Hola Chic@s! Durante el curso debemos de realizar muchísimos trabajos, a veces pienso que son demasiados, de distinta índole. Antes de abordarlos debemos estar bien informados del tema que nos disponemos a tratar, y por ello, accedemos a diversos recursos que nos facilitan información. Los más cómodos de todos son aquellos que podemos usar desde casa, pues nos evitan desplazarnos, pero en caso de que esto no sea suficiente nos adentráremos en el catálogo de la biblioteca, en ocasiones de varias, hasta que debemos con el manual adecuado. Tanto si elegimos la primera como la segunda opción es indispensable que sigamos una serie de normas básicas, y muchas de ellas en común, para alcanzar unos buenos resultados.
Antes de nada tenemos que definir bien nuestro tema, pues muchas veces abarcamos una idea general y esto más que ayudarnos nos confunde más. Bien, entonces debemos centrarnos en qué aspectos nos gustaría tratar y cuáles son de menor relevancia. Es verdad que muchas veces necesitamos aproximarnos un poco al objeto de estudio para decidir en qué queremos centrarnos. Para ello, existen manuales que nos dan una perspectiva 
general, pero evidentemente casi siempre carecemos del tiempo necesario para leérnoslo, por lo que un vistazo al índice puede ser de gran utilidad. Una vez que hemos cogido ideas debemos ser capaces de resumirlo todo en un titular, por ejemplo, en nuestra cabeza rondaba hacer un ensayo sobre el Papado. Pero ¿cuántos Papas ha habido a lo largo de la historia? muchísimo, por tanto, nos centraremos en un siglo en concreto, el XVI será el nuestro. ¿Qué aspectos queremos tratar? Recordemos que
Tras un rato pensando hemos llegado a una serie de ideas sueltas que podríamos recavar a través de estos términos: Papa, monarca, poder, Borgia, Alejandro VI. Entonces preguntémosno ¿Cuál fue la influencia de Alejandro VI sobre los monarcas? Esta será la línea principal de nuestro trabajo, pero no la única, por tanto también nos cuestionaremos ¿Siguen los Papas Borgia un mismo patrón? y así ya tendremos la información complementaría que buscábamos. Bien, entonces serán estos los conceptos que introduciremos en nuestro buscador.
Pero ¿y cuál usamos? ya hemos dicho que lo más cómodo es Internet, pero también es verdad, que la biblioteca de la universidad posee ejemplares recomendados por los profesores. Por tanto, no es de extrañar que encontremos algo de bibliografía allí, bien de carácter general o específico, que nos sea de utilidad. Además, cuenta con unas formidables bases de datos y revistas electrónicas que nos pueden servir de gran ayuda, así que una vez escogido el manual que buscábamos, introduzcamos nuestros conceptos en estos recursos. ¿Qué no estamos conformes con lo encontrado? los sinónimos nos echarán una mano, de monarca esta rey o soberano, de Papa encontramos Pontífice, y de poder influencia, probemos con esto verás como el campo de búsqueda ha aumentado. Bien, ya tenemos demasiada información, y no disponemos de tantísimo tiempo así que tendremos que redefinir toda nuestra estrategia. Para ello existen operadores de proximidad (near, adj, same…) y boleanos (and, or, not…) que nos ayudan tanto a ampliar, como a reducir los campos. Importantísimo es saber usarlos para que nuestra búsqueda sea todo lo fructuosa que deseemos.
No tenemos por qué conformarnos únicamente con las bases de datos que nos facilitan los recursos universitarios, sino que Internet puede ofrecernos cosas muy interesantes, y Google nos ayudará a acceder a ellas. Entonces, si no hemos estado trabajando con la versión académica, debemos plantearnos otra serie de preguntas. No podemos fiarnos de todo lo que nos ofrece Internet, pues se trata de una plataforma gigante, en la que todo tipo de personas pueden publicar aquello que deseen. Por tanto, nosotros mismo podríamos tener una página sobre física cuántica, un tema del que poca idea tendremos unos estudiantes de Humanidades. Así que, si yo puedo contribuir al gran mundo de conocimientos cibernautas, para bien o para mal, por qué no plantearme si el autor de esa página Web es un experto en la materia. Nuestras dudas se disiparán si existe un órgano que respalde esa información, que no, pues hagamos una búsqueda simple para saber si se trata de un entendido en la materia. Si nos damos cuenta de que sí, es un reputado experto el autor de estas líneas, no por ello debemos conformarnos y acatar todo lo que dice. En muchas ocasiones puede tratarse de una información totalmente subjetiva, algo que a menos que busquemos una posición en concreto, no va a beneficiarnos. O lo mismo hace años que se actualizó por última vez esa página y ya sabemos que hoy en día la información vuela, y lo que dijimos ayer hoy ya se encuentra desfasado, y más en materias científicas. Por tanto, debemos fijarnos en pequeños detalles como estos, y ante todo, ser críticos y no dejarnos convencer a la mínima de cambio.
Las prisas no son buenas compañeras, y más cuando queremos hacer algo bien elaborado, por tanto dejémosla a un lado y centrémosno en nuestro trabajo. Es cierto que para realizar todo el procedimiento descrito debemos pararnos un buen rato, y esto sin ni si quiera haber empezado a leer ni redactar nuestro ensayo, pero sin duda nos merecerá la pena. Es más, a la larga nos ahorrará muchísimo trabajo porque cuántas veces nos hemos puesto a leer sin ton ni son descubriendo al final que perdimos una mañana para nada. Así que, al menos gastemos nuestro tiempo en algo útil y que a la larga nos dará buenos resultados. Además, no olvidemos supervisar todo el material con el que vamos a trabajar, al menos los detalles más imprescindibles (próximamente podréis ver en nuestra Wiki un análisis completísimo sobre una página Web) pues de aquí derivará el éxito de nuestro trabajo. En definitiva, cuestionaros todo…pues la clave está en preguntar…
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