La era de la información...

¡Hola Chic@s! Sin duda, podemos afirmar con total seguridad que vivimos en la era de la información, es decir, que nuestro día a día se encuentra saturado con miles de noticias que nos llegan a través de diversos medios. Si nos paramos a analizar los más “oficiales” encontraremos periódicos, prensa y radio, por tanto, aquellos bajo lo que están profesionales de la comunicación. Pero no es este el único ámbito que maneja todo lo que acontece en el planeta, sino que, a través de medios cibernáuticos también podemos estar perfectamente informados. Ya no es necesario que desayunemos ojeando nuestro periódico favorito, ni que en el coche vayamos escuchando algo más que música en la radio, ni tan si quiera tenemos porqué comer con el televisor encendido; tan sólo nos basta con encender nuestro ordenador y visitar aquellas redes sociales de las que somos usuarios. Que no disponemos de Twitter o Facebook, una pena la verdad, pero todo tiene solución pues ya todas las editoriales, refiriéndonos a los periodísticas, tienen vertidos sus contenidos en la red. Así que, la función que hacían estos tres medios hoy en día la acapara Internet, hasta tal punto, que muchos jóvenes prefieren que se estropee su televisor a que el perjudicado sea el ordenador.


Esto que estamos viviendo a grandes rasgos se está proyectando también en el ámbito educativo. Por tanto, podríamos decir que cada vez más los libros están pasando a un segundo plano, pues aunque sus ventajas son muchísimas (su lectura no cansa tanto la vista, son transportables o más agradable su formato) hay un inconveniente que pesa muchísimo a la hora de elegirlos como nuestro material para un trabajo. Dicha desventaja es que nos suponen un desplazamiento hasta el lugar donde se encuentra, a lo que debemos añadir, que en muchas ocasiones debemos pasar a su devolución sin haber terminado nuestra tarea. Es aquí donde aparece Internet, y es aquí, donde las bibliotecas deben tomar cartas en el asunto. ¿Y para satisfacer a sus usuarios que hacen? pues entre otras cosas contratan los servicios de bases de datos. Bien, todos sabemos que se trata de herramientas donde se alberga una gran cantidad de información pero ¿Sabemos utilizarlas? Aquí, es donde se complica la cosa, pues tenemos que armarnos de grandes cantidades de paciencia y practicar mucho.





Entonces, qué debemos hacer cuando creamos oportuno su uso. En primer lugar, nos plantearemos que materia estamos tratando puesto que existen algunas específicas, intentando de este modo aunar todo el conocimiento posible sobre esa disciplina, y otras multidisciplinares. Entre las bases de datos humanísticas no dejéis de consultar Arts and Humanities Citation Index, y entre las multidisciplinares la de CSIC, puesto que es una referencia para la investigación española. Una vez elegida la base de datos adecuada debemos empezar a redefinir nuestra búsqueda. Es decir, únicamente es necesario seguir esos pasos que ya comentábamos en otro post y que tanto nos ayudan a la hora de localizar información, y por supuesto ponernos manos a la obra. La búsqueda es algo realmente complejo pero que las bases de datos han logrado facilitársela a sus usuarios, por tanto, si somos principiantes comencemos con una sencilla para pasar a la avanzada y finalmente, cuando seamos todos unos experto, a la que se basa en comandos (sería la hora de jugar con las comillas, los paréntesis y todos los operadores que ya conocemos).



Tras estas distintas búsquedas nos aparecerán muchísimos resultados que nos parecerán más que interesantes, por tanto, y con el objetivo de no perder esa información, debemos ir marcándolos y remitiéndolos a nuestro correo, o bien a otras bases de datos, este sería el caso de RefWorks. ¡Pero, ojo! Tengamos siempre presente que no todos los documentos se encuentran en versión completa sino que muchas plataformas, Dialnet por ejemplo, cuenta sobre todo con referencias. Así que no nos hagamos ilusiones tan pronto y bien, si únicamente nos interesa el documento al completo, seleccionemos esta opción o sino miremos en el catálogo de nuestra universidad. Y ante todo no olvidéis vuestra clave para acceder, sino lo hacéis desde el campus, pues la mayoría de estos recursos son privados y restringen el acceso únicamente al servidor que les ha pagado.


Echémosle paciencia y veremos como este complicado mundo se nos abre y como ese agobio por falta de información va desapareciendo. Yo, tras las clases y la visita a la Universidad de Sevilla, me he animado y ya estoy empezando a recavar información para mi próximo trabajo. ¡Espero que hagáis lo mismo!



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¡Bienvenidos a mi blog! Espero que os guste el mundo de la bilioteconomía pues la mayoría de entradas se econtrarán ralacionadas con éste.
 
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